CICLO-ATLAS 82 (expedición superligera)
Este es un relato de una gran aventura y hazaña en su momento fué publicada en alguna revista Desnivel por aquellos años 80.
Hoy queremos darle un poco de valor a esta historia y a sus protagonistas, gracias a Pichu uno de sus integrantes y que nos ha pasado los recortes de la revista, que es socio de nuestro club y ha querido compartir con nosotros su aventura y la de sus amigos. Por desgracia uno de los integrantes, el relator de la historia, falleció un año después en los Alpes, d.e.p.
Junio, 1982
Integrantes: Miguel Lopez, Pichu, Paxi.
Hay ascensiones que admiramos por su dificultad y dureza. Por otro lado, existen actividades desarrolladas en la montaña, e incluso dirigidas para llegar a ella, que también pueden sorprendernos, ya que varios son los caminos para hacer que algo normal se vuelva una “proeza”.
A muchos escaladores nos gusta montar en bicicleta, por aquello de que no gasta gasolina, no contamina, se hace ejercicio y queda muy ecológico: por otra parte, es una buena forma de trasladarse, dentro de unos límites. Todo esto está muy bien, pero cualquiera de nosotros se mostraría reticente si nos propusieran que un verano fuéramos a escalar, por ejemplo a Chamonix, pero viajando en bicicleta. ¿Cuántos llegarían? ¿Quién podría reprimir la tentación de no coger en Perpignan el primer tren?. Pues hay alpinistas que además de serlo añaden a la escalada un eslabón intermedio más, para hacer más dificultoso el camino hacia la cima. De la mano del gallego Miguel López, quién por cierto un año antes y no sabemos si para entrenarse o por vicio, pedaleó de Galicia a Chamonix y una vez allí evidentemente, escaló. Tenemos en estas páginas un ameno relato de una ascensión, ambos muy peculiares pues fueron realizados en bicicleta. Más de 1.300 kms.,desde Galicia hasta el Atlas marroquí, con ascensiones a varios picos de la cadena montañosa, como el Toubkal (un pico de 4.000 mts. de altitud). Creemos que bien merece ser leído su articulo.
No ha sido fácil, sino todo lo contrario: nunca, ni el año pasado en nuestro recorrido en bicicleta a los Alpes, sudamos lo que en estos 21 dias sin descanso, comiendo en tiendas y durmiendo en el saco al aire libre. El dia 5 de junio montamos en nuestras bicicletas con todo lo imprescindible. En material llevábamos unos 25 kg cada uno. Muy lejos en nuestro propósito, pero con una gran moral. Son las 10:15 de la mañana, estamos en Porriño, donde se engancha el tercero de nosotros. Juntos ya los tres, nos dirigimos a la frontera portuguesa. Los guardias nos preguntan a donde vamos y contestamos al Atlas Marroquí, se quedan un poco sorprendidos. Ya en Portugal, el tiempo cambia. Pocas horas después comienza a llover. Son las tres de la tarde, nos metemos en un bar para comer unos bocadillos. Está anocheciendo y el tiempo no mejora. Buscamos un sitio protegido para pasar la noche. Una parada de autobús es lo mejor que encontramos. Estamos a siete km de Viana do Castelo.
Día 6, son las 7:30 de la mañana y el día es bueno, la carretera está aún mojada, pero el sol pronto la secará. Vamos hacia Oporto, a donde llegamos sobre las 2 de la tarde. Aquí las calles son adoquinadas y tenemos que bajar la marcha. En el centro de la ciudad se nos cae una bolsa, que va a parar bajo las ruedas de un coche y queda bastante destrozada, pues fue arrastrado por los adoquines varios metros. Paramos y la arreglamos lo mejor que podemos. Unos kms más adelante uno de nosotros se queja; radios rotos, paramos y los renovamos. Seguimos hacia Coimbra, donde pasamos la noche en un parque cerca del rio.
Dia 7, nos levantamos a las 9 de la mañana, pedaleamos unos kms y paramos a desayunar en un bar, seguimos hacia Ceiria y después de pasar ésta, paramos a comer. Son las cuatro de la tarde. Continuamos el resto de la tarde y al anochecer paramos a dormir en un campo al lado de la carretera. Al rato nos estábamos quejando (los mosquitos). A las 12 de la noche nos levantamos, pues no había quien pudiera dormir. Con nuestras luces frontales intentamos buscar otro sitio donde no nos molestasen los mosquitos o las hormigas. Hasta las tantas (ninguno de nosotros llevaba reloj) estuvimos pedaleando. Paramos en una gasolinera y allí pasamos la noche.
Dia 8, A las 7:30 en pie, desayunamos y continuamos hasta Grandula. Hace calor y de vez en cuando paramos a refrescarnos en alguna fuente o regato que encontramos. A la una de la tarde estamos repasando un pedal que funciona mal, pierde bolas. Con éste medio estropeado seguimos, pues no pudimos repararlo. Por la noche llegamos a Odemira y buscamos la gasolinera para dormir. Al dia siguiente seguimos hacia Faro (sur de Portugal), llegamos a las 4 de la tarde. En principio la ruta estaba marcada por Beja, pero decidimos ir más cerca de la costa; de esta manera haríamos más kms, pero las ganas que teníamos de bañarnos en el mar eran grandes, pues hacía un calor insoportable.
En Lagos estuvimos en la playa dos horas y a las seis de la tarde seguimos hacia Faro, en busca de un sitio donde dormir. Lo mejor que encontramos fue una vieja estación, en la que los trenes no paraban, pero cuando pasaban metían miedo, pues el ruido no era normal y nosotros estábamos a unos dos metros de la vía. Al despertar no sabemos la hora que es; vamos al pueblo y desayunamos. Ayamonte no queda ya muy lejos. Al mediodía cogemos el transbordador que tras cruzar el Guadiana, nos dejará en España. Antes gastamos los últimos escudos que nos quedan tomando unos refrescos. El sol hace días que se empezó a notar y ahora sudamos tinta; imaginamos como será en Marruecos; dentro de unos días lo sabremos. A última hora de la tarde estamos en Huelva, donde buscamos nuestro hotel (la gasolinera). No pegamos ojo, nos levantamos molestos, nuestros cuerpos están llenos de picaduras. Son las 8 de la mañana, seguimos hacia Sevilla. Hace mucho calor, paramos en un bar, refrescos frios es lo que más nos apetece y por aquí no hay fuentes como en Galicia. Por la noche llegamos a Jerez de la Frontera. Cenamos en un autoservicio y cerca de allí pasamos la noche.
Dia 12, desayunamos en el autoservicio, estamos cerca de Algeciras; 20 kms antes, paramos en Tarifa, donde nos damos unos baños y comemos en la playa. Al otro lado podemos ver África. Nos animamos, ya estamos cerca. Si hemos llegado hasta aquí –decimos- también llegaremos allá. Al atardecer estamos en Algeciras. Sacamos los pasajes del barco para Ceuta, pues para Tánger eran casi el doble de caros. Pasamos la noche en un parque del centro de la ciudad, cerca del muelle. A las 8:30 estamos en el muelle; el barco sale a las 9. Dentro ya de éste, atamos las bicicletas en el sótano, donde van los coches y nos vamos a dar una vuelta por el barco (sacar fotos y como los turistas, tomar el sol). A las 10:30 estamos en Ceuta; cambiamos el dinero a unos conocidos, (las pesetas a dirghans) y pasamos la frontera marroquí. Tuvimos que hacer cola y rellenar un papel con los datos de cada uno, el lugar a donde nos dirigíamos, etc. Son las 12 y el sol es insoportable. La primera ciudad que encontramos es Tetuán, donde nos informan que la carretera está mejor por Tánger, decidimos pues, ir allí. Unos kms más adelante paramos en un camping y al aire libre, al lado de las bicicletas, dormimos. Nos levantamos a las 7, ya salió el sol pero la mañana es fresca. Aprovechamos estas primeras horas para aumentar la marcha. Las carreteras, llanas y en muy buen estado. Sabemos que en adelante, no encontraremos ninguna fuente; tendremos que parar en los bares y tomar refrescos. Al mediodía estamos asfixiados; el calor es insoportable y con las bicis es toda una historia. Por la noche llegamos a Kenitra; en la gasolinera preguntamos donde podemos dormir tranquilos, pues los moros, al mínimo descuido, se montan en la bici y adiós, ¡se acabó! En la gasolinera un moro que habla español nos lleva a su casa. Nos duchamos, cenamos y por la noche nos enseña la ciudad ¡vaya suerte!
Dia 15, nos levantamos a las 8 y después de dar las gracias a nuestro amigo moro, nos marchamos. Por la mañana pasamos Rabat, seguimos en dirección a Casablanca y sin pasar por ésta, continuamos hacia Marrakech.
Un letreo nos informa “220 Marrakech”, 30 kms más adelante nos coge la noche. Dormimos en un bar. Dormir fuera no era muy aconsejable, ya que unas nubes amenazaban tormenta. El cambio de tiempo nos parecía muy extraño, pero por si las moscas dormimos en el bar (no llevábamos tienda de campaña), lo único para protegerse por allí sería un árbol. Nos levantamos a las 7, lo de la lluvia –nos decimos- debió de ser una lucinación; aquí no conocen el agua. Como siempre, nuestro amigo el gran sol nos da los buenos y calurosos días. A las seis sale, a las nueve hace calor, de 12 a 4 de 40º a 50º, de 5 a 6 empieza a bajar y a las 9 se pone. En las horas que más aprieta estamos a la sombra, en un bar o bajo un árbol. Tomamos varios litros de refrescos al día. La comida, que compramos en tiendas, es bastante mala y como no llevamos hornillo, de vez en cuando con una hoguera, solucionamos la papeleta.
El paisaje es muy parecido al del desierto. Paramos en los pozos de agua; ésta tiene un sabor y color que nos hace pensar, pero no queda más remedio que beber. Dormimos a 45 kms de Marrakech. Hoy ya no llegaremos; la culpa la tiene el sol, que es agobiante. Todo por aquí es una miseria. A los turistas los agobian pidiéndoles dinero; nosotros con estas pintas, pasamos bastante desapercibidos. Damos unas vueltas y enseguida nos aburrimos; decidimos ir para la cordillera. Hasta Asni son 55 kms; de Asni a Imill 17 km (ultimo pueblo); 7 kms de asfalto y 10 de pista. Por la mañana temprano llegamos a Imill (1.700 mts, ultimo pueblo a donde llegan los coches). Compramos la comida y preparamos las mochilas; la gente empieza a preguntar, en francés, de donde venimos. Entre ellos hablan árabe, pero saben francés por la escuela. Les explicamos que queríamos subir con las bicicletas al Toubkal, a 4.000 mts. Se hacían a la idea de que alquilaríamos mulas. Cuando nos vieron cargar con la bicicleta y la mochila al hombro decían que no era posible. De Imill se sube al refugio Neztle a 3.000 mts. pasando por unos pueblos de montaña.
La gente que nos encontramos se extrañan y nos preguntan por la bicicleta; les explicábamos y decían que no era posible, que mulas; reímos todos. Así cantidad de veces; con esto hicimos muchos amigos. Llegamos al refugio al atardecer, unas 4 horas, que es lo que normalmente se tarda del pueblo al refugio Neztle. En el refugio estaba el guardia y su ayudante; también se extrañaron por la bici, enseguida se hicieron amigos nuestros. La noche la pasamos a 50 mts del refugio, con un chico de Bilbao que estaba solo, en una tienda de dos plazas. Uno de nosotros durmió con él, los otros dos al aire libre. Hablamos con el guarda, nos explicó como subir al Toubkal. Se hizo muy amigo nuestro por que conocía nuestro propósito.
Empezamos la subida con la bicicleta al hombro, nos acompañó el chico de Bilbao, que llevaba una cantimplora y frutos secos. En esa época queda poca nieve, solo algún nevero aislado. La ascensión es una larga pedrera de gran inclinación; a mitad de ella un gran bloque se desprende y el de Bilbao se salva por los pelos, pero le deja el recuerdo en el brazo. A los de abajo les llega un aviso. Una de las bicis de un fuerte tirón se desplaza unos metros, por poco nos quedamos sin ella. Le preguntamos al de Bilbao por el brazo y contesta que la herida solo afecta a la piel. La piedra se detiene más abajo. Un pequeño susto. Continuamos subiendo.
A las 12 del mediodía estamos en la cima del Toubkal: 4.162 mts. Un trago de agua, galletas, chocolate, fotografías, etc. Estamos contentos. A la una de la tarde empezamos a bajar. Llegamos al refugio y el guarda, amigo y sonriente, nos da la mano. Nos dice que hemos sido los primeros en ir a la cima con bici. Nos preparamos una buena comida y el resto del día estuvimos sentados por allí.
Dos de nosotros bajamos a Marrakech con las bicicletas al hombro, bajamos con una bicicleta pinchada y la otra con las ruedas bailando. Llegamos a Imill y no había taller; seguimos entonces andando hasta Asni (17 kms) donde, ya de noche, nos reparan el pinchazo. Pasamos la noche en el pueblo. No pegamos ojo. El saco lo dejamos arriba y con una funda de vivac se nota el frío. Poco antes de amanecer nos levantamos, nos duelen las piernas, andamos un rato antes de subir a las bicicletas; es cuesta abajo y sin darle a los pedales cogemos velocidad, 55 kms a Marrakech. A las 9 de la mañana estamos comprando comida, aquí hay más variedad; llenamos las mochilas y nos quedamos a comer. Por la tarde cogemos el autobús a Asni, subimos las bicicletas en la baca y ¡a sentarse se ha dicho! ¡tenemos unas agujetas fuera de lo normal! Nos cuesta andar, a causa, suponemos, del cambio de ejercicio (primero bicicleta y luego andar). Bajamos en Asni y andando llegamos a Imill. Allí dejamos las bicicletas en casa de un nuevo amigo que hicimos. Las mochilas están llenas de comida, una bombona, etc; pesan mucho y nosotros estamos muy cansados. Decidimos alquilar una mula para que las suba; nosotros subimos sin peso, nos rebajaron el precio de la mula, para los amigos 30 dirghans, para los otros 40. Arriba nos esperan el chico de Bilbao y nuestro compañero…Después de comer descansamos. Pronto se hace de noche aquí y a las 5 el frio ya se nota, estamos a 3000 mts.
Día 23, descanso total, comer y dormir. Ayer nos quejábamos del estómago, hoy el malestar continúa. El agua es del deshielo. Uno de nosotros se encuentra mal y baja al pueblo. Los demás subimos al dedo de Tadagt (3.900 mts) por las rutas via-oeste y via diedro. Pronto nos sorprende la noche y como el viento era fuerte, preparamos un muro con piedras para que nos protegiese durante la noche, una noche muy bella y estrellada.
Día 25, subimos al Tadagt, la roca es descompuesta, seguimos por la crestería hasta Akiu, pasando por el Biguinosen, la torre de Vanokrin (via-oeste). El Crocheton, Tougdal y Boultona. 4.040 mts.; Afella 4.032 mts. Regresamos al campamento, es temprano y decidimos recoger y bajar a Imill. Llegamos a las 12 de la noche.
Dia 26, encontramos al enfermo, que dice que sigue malo debido a una colitis producida por el agua. El chico de Bilbao tiene un Renault 4. Desmontamos las bicis y las metemos en la parte trasera del coche. Una bici esta rota por el cuadro, otra tiene un pedal roto y las ruedas le bailan y la otra de como salió a como está solo lo sabe el dueño. Ninguno de nosotros quiere saber nada de la vuelta. El de Bilbao es un buen chico y entiende como estamos de la bicicleta después de lo que ha visto, Y así el 4 latas se convierte en furgón.
Miguel López.
CICLO-ATLAS 82 (expedición superligera) Leer más »